martes, 25 de agosto de 2015

[cinematógrafo] un revisionismo de oficio o el superyo en la cultura (indonesia)




the act of killing (Joshua Oppenheimer, 2012)

1. entre los comentarios que leí por ahí, está el del mismo productor, errol morris, quien a su vez cita a garcía márquez que, al descubrir la metamorfosis de kafka, se dijo a sí mismo: "no sabía que teníamos permitido hacer eso"[1]. la expresión es apropiada. the act of killing rompe con varias reglas, pero no por eso pasa al catálogo de la ficción (ni de la no-ficción). es, sencillamente, un documental. las reglas que rompe, (y el universo al que, en consecuencia, se apunta) son las del documental. sucede que su rareza específica es el resultado (la duplicación, en realidad) de la específica rareza del objeto. y su mérito y su potencia tienen que ver con el método: oppenheimer engaña a sus entrevistados diciéndoles la verdad.

antes de explicar lo anterior, creo que dos palabras sobre indonesia pueden venir bien para el que, como yo, no sabe nada de nada (sino, pasar directo al tercer parágrafo.)



2. indonesia es un conjunto de islas que, sumadas, ocupan dos tercios del territorio que ocupa argentina, pero albergando seis veces y media nuestra población. algo así como 260 millones de almas entre el litoral y el nea-noa. botín y rapiña de la compañía holandesa durante tres siglos y medio, teatro de operaciones de la guerra fría desde la independencia en 1945. entre el '65 y el '68, un grupo de militares y paramilitares se dispusieron a terminar con la molesta influencia del partido comunista (que había intentado tomar el poder en el '65) masacrando no menos de quinientos mil comunistas reales o presuntos. los crímenes nunca fueron llevados a la justicia, los nacionalistas nunca fueron removidos del poder (aún gobiernan), indonesia llegó al final de la historia de fukuyama hace cuarenta años, con el auspicio directo de la OTAN (por si alguien es tan distraído de necesitar que se lo digan).



son adi zulkadry y anwar congo. en los sesentas revendían entradas de cine, sobre todo de películas americanas de género, de las cuales ellos mismos eran fanáticos, y las que emularían a la hora de perseguir, torturar y asesinar. películas cuya importación y proyección eran amenazadas por la presión del partido comunista que intentaba prohibir el ingreso del cine yankee. anwar y adi fueron ascendidos a jefes de pandillas paramilitares, o "preman" (del inglés, freeman, "hombres libres"). durante años actuaron con libertad y a la luz del día asesinando sospechosos de comunismo, torturando, quemando, saqueando, violando, extorsionando, etc. hoy descansan en su retiro y ven crecer a sus nietos.

anwar y adi, junto a algunos de sus viejos compañeros de travesuras (incluyendo un simpático gordo que explica que cuando violaba chicas de 14 años les decía "será el infierno para tí y el cielo en la tierra para mí", llamado safit pardede), serán los protagonistas del film de oppenheimer.

3. el efecto devastador de la película radica en el chisporroteo vibrante y desquiciado de signos e interpretaciones que emerge de la convivencia entre dos aparatos de lectura radicalmente diferentes. dos series negociando la pertenencia, jerarquía, color y forma de un grupo de signos. el mismo devenir, escurriéndose entre dos axiomáticas.

lo que hay que entender es que no existió, según parece, una etapa de revisionismo indonesio. ganaron la guerra y eso fue todo. exterminio. la idea de hegemonía en su variante más absoluta. el genocidio es leído por vía oficial como nosotros leemos las invasiones inglesas. algo que pasó, algo necesario, algo fundamental y fundamentalmente articulado a la constitución de la nación. anwar y adi han tenido una vida larga sin conocer la necesidad de los secretos, de esconderse, de murmurar, de callarse. oppenheimer comprende esto y elabora así la estrategia: ofrecerles hacer una simple película sobre su historia, sobre la verdad, sobre lo que todo el mundo sabe[2]. el relato escandaloso no puede ser leído como tal por los aparatos de lectura vigentes, y en consecuencia, el proyecto de oppenheimer no puede ser, para anwar, adi & compañía, una denuncia, una trampa o una acusación, en la exacta medida en que ellos no pueden concebir sus acciones como un crimen cruel y aberrante. por eso escribí más arriba que los engaña con la verdad. o mejor: encuentra el axioma invisible de su sistema de verdades, y lo asume, sabiendo que al leer los mismos códigos desde otra axiomática, el resultado es distinto. por eso puede proyectarles las películas a los protagonistas: tanto la directa como la meta-película (tanto las recreaciones de los asesinatos como las discusiones y los ensayos acerca de estas recreaciones). ellos no pueden leer lo que leemos nosotros cuando vemos el film.

por supuesto que esto es discutible, es ambiguo e inconstante, dudoso, lleno de angustiosas dudas, border, y por eso mismo el resultado es tan potente. en realidad no es discutible: es mentira. y porque es mentira, todo funciona. ampliaré esto en el quinto apartado.

4. anwar es quien más emocionado está con el proyecto. lo fascina la idea de revisar, reproducir, recrear lo que hizo. se preocupa por el vestuario, por el guión, por el realismo, por el producto completo. ha comprado el paquete completo, quiere realismo y entretenimiento. hay una doble relación con el cine americano de género. por un lado, anwar explica que muchos de los modos que ellos aplicaron como asesinos, los iban tomando de sus películas favoritas (de gangsters, westerns y musicales). por otro lado, anwar quiere que la película funcione sosteniéndose en esas mismas estructuras de género (de allí la fotografía delirante que caracteriza la película de a ratos haciendo pensar en wes anderson). 

5. en algún momento anwar se quiebra, y en otro momento explicita que tiene pesadillas, y que las pesadillas tienen que ver con la gente que asesinó. pero esas escenas son innecesarias. en la fascinación de anwar por recrearlo todo está la clave de la película. hay que seguir los ojos de anwar a lo largo de cada escena, cada vez que el actúa y cada vez que el es filmado dirigiendo. oppenheimer lo hace, lo sigue, lo muestra fascinado con lo que está viendo y haciendo. anwar ata un alambre al rededor de un cuello, se ríe explicando que el método lo inventó él, porque degollando y apaleando era demasiado el trabajo de limpieza. anwar opinando que una escena se le fue de las manos, que no creía que fuera a ser tan horrible (algunas de las "actrices" aún tiradas en el suelo, en shock, algunos de los niños aún llorando). anwar actuando el papel de víctima, y luego mirando la escena. mirándose morir. anwar pidiéndole a sus nietos que miren la escena con él: anwar quiere que sus nietos lo vean morir, ajusticiado, asesinado, torturado, como el ajustició y mató a los comunistas. anwar, más que nadie, quiere mostrar lo que sucedió. su compañero adi lo comprende desde un principio y lo dice frente a la cámara: esto nos va a hacer quedar mal. y lo notable es que todos ellos lo entienden perfectamente. si existe un malestar en la cultura o un inconsciente colectivo, esta película es un documental acerca del superyó indonesio. cuarenta años sin siquiera pedir perdón, es demasiado. el juicio y el castigo libera tensiones, aplaca angustias, no sólo de víctimas y familias, sino también de victimarios. por eso es difícil aceptar que the act of killing es un documental: porque cuesta aceptar el objeto. no es un documental acerca de un genocidio, sino un documental acerca de la convivencia de una identidad corroída en todos sus bordes por una memoria sulfúrica, no ocultada, sino naturalizada.

entonces sucede algo así como un revisionismo de oficio, llevado a cabo por los ganadores, cuando ya no se aguantan el placer impune de haber ganado haciendo tanto mal. quiero insistir: todos ellos se dan cuenta de lo que están haciendo. todos ellos saben quién es obama, qué son los derechos humanos, qué es la ONU. ¡anwar conoce que a los últimos dictadores argentinos los han procesado! sin embargo, juegan (me gustaría decir en inglés play, en el doble sentido de interpretan y juegan) a leer en diferente código. pero saben, vaya si saben: lo discuten, lo plantean, a veces abiertamente (adi es claro: recrear esto es incitar a la guerra, dice). el permanente conflicto que cada uno de ellos tiene consigo mismo, eso y no otra cosa, es lo documentado en the act of killing

6. a eso sumarle el conflicto que tienen algunos de los que fueron colaboradores indirectos o miraron para otro lado (periodistas, directores de redacción: adi los desprecia, a uno se lo dice en la cara: mataban en la propia oficina del diario, no puede decir que no sabía, el periodista calla, una sombra le cruza los ojos) y el personaje más querible, más trágico, un tal suryono.




suryono es un vecino de anwar. En medio de una de las escenas, riendo, cuenta una anécdota para ver si la quieren incluir. había una vez un señor... bueno, en realidad era mi padrastro (risas) y un día por la noche (risas) tocaron el timbre a la madrugada, y mi madre le dijo que no salga, pero él salió (risas, la mirada de anwar en primer plano, anwar no ríe tanto como otros, y nadie ríe tanto como suryono). al día siguiente lo encontraron, abajo de un barril, con una bolsa en la cabeza y otra en los pies (risas) nadie nos quería ayudar, mi abuelo y yo lo llevamos, solos, tuvimos que cavar un pozo, lo enterramos como a un animal (risas y carcajadas) ¡no los estoy criticando! ¡es sólo una historia! ¡no los critico! (risas).

suryono muere como cinco veces en the act of killing. siempre actúa de víctima, siempre ríe después, y aplaude mucho. suryono es, ya, una víctima, y está por lo tanto ya más cerca de lo que sería un documental tradicional, enfocado en las víctimas, en la forma en que conviven con lo que les hicieron (digamos, por ejemplo, shoah) y en las problemáticas que esa convivencia plantea, desde calveiro hasta agamben.

pero del otro lado, en un capítulo que no quisiéramos ver, en la serie más terrible, tenemos the act of killing. ni si quiera es posible decir: ¿qué pasa cuando perdimos? porque no hay voz para enunciar ese perder, no hay enunciación posible de la resistencia y la persistencia de la memoria de las víctimas. sólo la voz, banal si se quiere, del triunfante proceso de reorganización nacional que el capital intentó en todo el planeta. si no hay voces, no hay relato, y la historia se ha detenido. oppenheimer ha descubierto en ese silencio post-histórico algo infinito en un grano de la voz. en un desierto de silencio que parecía no terminar, de pronto sucede que el viento y la arena comienzan a hablar...

j.
25/08/15





[1] creo que la cita es apócrifa, he revisado vivir para contarla y si bien el colombiano menciona a kafka, dice que eran libros misteriosos y que lo marcaron, no aparece el comentario que recuerda morris. sospecho que se confunde a márquez con elizabeth hoover, la maestra de lisa simpson.

"The Simpsons: Secrets of a Successful Marriage (#5.22)" (1994)

Homer: [Running a red light and speeding into the middle of a busy intersection] It's okay! I'm a teacher! 
Miss Hoover: I didn't know we could do that! 
[Hits her gas and speeds through the intersection, running a red light herself]

[2] al parecer, el primer proyecto de oppenheimer era tradicional. buscar víctimas, preguntar en voz baja, pedir referencias, ganarse la confianza. pero muchas de las víctimas y testigos que conseguía caían arrestados por participar. en el proceso, oppenheimer comenzó a conocer torturadores y al comprender cómo venía la mano modificó el proyecto.

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